¿Te han dicho que no puedes ponerte implantes? Entonces este artículo es para ti.

Si alguna vez saliste de la consulta del dentista con un diagnóstico determinado por la desesperanzadora explicación de “no hay solución” retumbando en la cabeza, respira hondo y sigue leyendo. Porque lo cierto es que la odontología ha avanzado muchísimo en los últimos años, y lo que hace un tiempo parecía imposible, hoy puede tener salida.

Hablemos de los implantes: aunque durante años se ha pensado que los implantes dentales eran una opción limitada a personas con una salud bucodental impecable, la realidad es muy distinta. La implantología moderna ha evolucionado tanto que hoy se considera uno de los tratamientos más seguros, duraderos y naturales para recuperar los dientes perdidos, por lo tanto, ya no se trata únicamente de colocar un tornillo en el hueso: ahora hay estudios personalizados, tecnología 3D, materiales más biocompatibles y protocolos que tienen en cuenta cada detalle del paciente.

Entonces, ¿por qué aún hay personas a las que se les dice que no pueden acceder a ellos? Principalmente por dos motivos: una gran pérdida de hueso en la mandíbula o en el maxilar, o la presencia de ciertas enfermedades que antes se consideraban incompatibles con el tratamiento. Sin embargo, esas limitaciones ya no son una barrera definitiva. Existen alternativas reales para quienes han sido descartados, y centros especializados que trabajan precisamente con estos casos complejos.

Así que, si te has sentido fuera de juego por lo que te dijeron en aquella consulta, este es el momento de saber más. Hay técnicas diseñadas justo para situaciones como la tuya, y puede que tu sonrisa tenga aún mucho camino por delante.

Empecemos por el principio, ¿Por qué te han dicho que no puedes ponerte implantes?

Cuando un dentista afirma que no puedes recibir implantes, suele deberse a una de estas razones:

  • Has perdido demasiado hueso en la mandíbula.
  • Tienes enfermedades que afectan a la cicatrización, como la diabetes mal controlada.
  • Has llevado dentaduras removibles durante mucho tiempo.
  • Sufres de periodontitis avanzada o problemas de encías no tratados.
  • Tienes miedo al quirófano o a tratamientos invasivos.

En muchos casos, lo que ocurre es que se aplican protocolos generalizados que no contemplan las soluciones más avanzadas, pero eso no quiere decir que no existan.

La pérdida de hueso, la causa más común.

Uno de los motivos más habituales por los que se desaconsejan los implantes es la falta de hueso suficiente, lo cual es muy común cuando ha pasado mucho tiempo desde la pérdida de los dientes y el hueso se ha reabsorbido.

¿Qué ocurre? Que, durante años, esto suponía una limitación importante, pero hoy en día, existen técnicas adaptadas a este tipo de casos, como:

  • Injertos óseos: se utilizan fragmentos de hueso del propio paciente o sintéticos para reconstruir la zona antes de colocar el implante.
  • Elevación del seno maxilar: permite ganar altura ósea en la parte superior del maxilar.
  • Implantes cigomáticos: se anclan directamente al hueso cigomático (pómulo), evitando así la necesidad de injertos en el maxilar.

¡Así es! Existen soluciones que tratan el problema, y nosotros nos vamos a centrar en una de las soluciones que han demostrado ser más eficientes: los implantes cigomáticos.

Implantes cigomáticos, una solución para cuando no hay hueso.

Los implantes cigomáticos son una opción revolucionaria para quienes han perdido gran parte del hueso maxilar. En lugar de colocarse en el hueso de la mandíbula o del maxilar superior, se anclan en el hueso cigomático, que está justo en la zona del pómulo.

Aunque suena complejo, lo cierto es que este procedimiento se encarga de:

  • Evitar injertos óseos.
  • Recuperar la función masticatoria en menos tiempo.
  • Obtener una prótesis fija incluso en casos extremos.

Sin embargo, no todas las clínicas están preparadas para realizar este tipo de intervenciones, ya que requieren experiencia quirúrgica, planificación 3D y un enfoque muy personalizado. Desde el centro especializado como ZAGA Center de ICOA, explican que muchos pacientes llegan con un diagnóstico de “no apto para implantes” cuando en realidad lo que necesitan es un tratamiento más adaptado a su situación concreta.

El quid de su enfoque es que el protocolo se ajusta al paciente, y no al revés, lo cual significa analizar el caso desde cero, con tecnología digital, escáneres de última generación y, sobre todo, con un enfoque humano que pone la comodidad y el bienestar del paciente por encima de todo.

Gracias a estas metodologías, muchas personas que habían perdido la esperanza han podido volver a sonreír, hablar y comer con normalidad.

Recuperar la sonrisa nos ayuda a sentirnos mejor.

Tener una sonrisa más cuidada nos hace sentirnos mejor con nosotros mismos, pero también genera un impacto enorme en nuestra autoestima y calidad de vida. Sentirse limitado para comer, evitar reírse o hablar en público son situaciones que muchas personas viven en silencio durante años.

Y es que no se trata solo de salud bucodental, sino de:

  • Poder volver a masticar sin dolor ni inseguridad.
  • Sentirte tú mismo al mirarte al espejo.
  • No tener miedo de que se te mueva la prótesis mientras hablas o comes.

Cuando se encuentra una solución real, adaptada y profesional, el cambio es profundo y duradero.

¿Puede cualquiera hacerse estos tratamientos?

Cada caso es único, por eso es fundamental buscar una segunda opinión, principalmente en clínicas que tengan experiencia con casos complejos y no se limiten a soluciones generalizadas.

Estas son algunas señales de que podrías beneficiarte de una orientación más especializada:

  • Te han dicho que no hay suficiente hueso.
  • Ya has probado otros tratamientos y no han funcionado.
  • Tienes miedo a la cirugía, pero te gustaría recuperar tus dientes.
  • Quieres una solución fija y no más dentaduras removibles.

Recuerda: hoy en día, gracias a la tecnología y a la especialización de ciertos equipos, existen alternativas incluso en los casos más complicados. Lo más importante es no rendirse tras una primera respuesta negativa.

Implantes y salud general: ¿Qué hay que tener en cuenta?

Es verdad que, en algunos casos, ciertas condiciones médicas pueden dificultar el tratamiento. Pero muchas veces, no lo impiden del todo, solo requieren una adaptación del proceso:

  • Diabetes: si está controlada, no suele ser un impedimento.
  • Osteoporosis: según el tratamiento que sigas, se puede planificar el implante con cuidado.
  • Problemas cardiovasculares: con la autorización médica adecuada, también hay opciones.

¿Y si tengo miedo o ansiedad?

Tener miedo a acudir al dentista es más normal de lo que imaginas, y si: por desgracia puede bloquearte durante años ¡No estamos exagerando! Algunas personas dejan literalmente de sonreír, otros evitan reunirse con los demás, y los hay que se limitan a comer purés por el pánico a perder la prótesis o al dolor que imagina en una intervención. Pero por suerte, ya no tenemos por qué pasar por ese proceso: existen formas de cuidarnos también emocionalmente mientras recuperamos nuestra boca.

Por eso, muchos centros han desarrollado protocolos de acompañamiento emocional que se encargan de todo: explicar cada paso sin prisas, usar tecnología que elimina el ruido y las vibraciones molestas, y mucho más, todo para lograr que te sientas seguro y tranquilo. Además, técnicas como la sedación consciente o incluso la posibilidad de hacer el tratamiento en una sola sesión con anestesia, logran que el proceso sea mucho más llevadero de lo que imaginas.

También es importante que sientas confianza con el equipo médico; sentirte escuchado, comprendido y acompañado es lo más recomendado para garantizar tu bienestar.

Volver a confiar en una solución es posible.

Recuerda: recuperar los dientes no va solo de estética, va de volver a sentirte tú. De dejar de esconderte, de hablar sin taparte la boca y de reírte sin pensar. Cada diente que vuelve a formar parte de tu sonrisa también es una parte de ti que recuperas.

Así que ¡Créenos! La implantología avanzada ya no es un lujo ni una excepción, es una posibilidad real, para personas reales, incluso cuando otros profesionales te han dicho que no hay nada que hacer. Y aunque tu caso sea difícil, eso no lo convierte en imposible; puede que tu tratamiento no sea el más común, pero tú no necesitas lo común, necesitas lo que de verdad funcione para ti. ¡Y hoy en día se puede lograr gracias a los implantes cigomáticos!

Lo importante es no quedarte con el primer diagnóstico, si no es el que esperabas.

Si te han dicho que “no hay solución” para tu boca, que no puedes ponerte implantes o que ya es demasiado tarde, te mereces una segunda opinión. Con el enfoque adecuado, una evaluación personalizada y profesionales especializados, los casos complejos pueden dejar de serlo.

Esta época nos enseña que la tecnología avanza a pasos agigantados, pero por suerte, también ha cambiado la forma de tratar al paciente, así que, si llevas tiempo sintiendo que nadie entiende tu caso, este puede ser el momento de volver a intentarlo.

Recuerda: una sonrisa que parecía imposible puede estar mucho más cerca de lo que crees ¡No te rindas!

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